lunes, 8 de diciembre de 2014

de El Mundo te esta esperando, Louise L. Hay

Lo que hacemos continuamente es vivir nuestro pasado. Lo que estamos viviendo en
estos momentos es lo que nos hemos creado con las creencias y pensamientos del
pasado. Así, si en nuestra vida hay algo que no nos gusta, tenemos la opción de
recrear nuestras experiencias del futuro. Cuando comenzamos a cambiar nuestra
manera de pensar, es posible que no se produzcan muchos cambios positivos de
inmediato, pero si continuamos con nuestra nueva forma de pensar, veremos que el
mañana se va haciendo diferente. Si queremos que el mañana sea positivo, hemos de
cambiar nuestros pensamientos hoy. Los pensamientos de hoy crean las experiencias
de mañana.
Muchas personas me preguntan: «Cómo puedo pensar de modo positivo si estoy
rodeado de personas negativas?». Cuando estoy con alguna persona que dice cosas
negativas, digo para mis adentros: «Eso podrá ser cierto para ti, pero no para mí». A
veces incluso lo digo en voz alta. Esta actitud permite a la otra persona ser todo lo
negativa que quiera mientras yo continúo fiel a mis creencias positivas. Hago lo
posible por evitar a ese tipo de personas. Una podría preguntarse por qué está siempre
rodeada de personas negativas. Tengamos presente que no podemos cambiar a nadie.
Cada persona sólo puede cambiarse a sí misma. Cuando cambiamos en nuestro
interior los demás reaccionan a ese cambio. Lo más importante que podemos hacer es
cambiar nuestra forma de pensar. Por muy ocupados que estemos o por arduo que
sea el trabajo, siempre podemos pensar, y nadie puede meterse en nuestros
pensamientos
.Me gustaría que todos introdujéramos en nuestro vocabulario la palabra neuropéptidos.
Esta palabra, acuñada por Candace Pert en su investigación del funcionamiento del
cerebro, da nombre a los «mensajeros químicos» que viajan por el cuerpo siempre que
tenemos un pensamiento o decimos una palabra. Cuando los pensamientos son de
rabia, juicio o crítica, las substancias químicas que producen deprimen el sistema
inmunitario. Cuando los pensamientos son de amor, positivos y llenos de fuerza, esos
mensajeros llevan otras substancias químicas que estimulan y fortalecen el sistema
inmunitario. Por fin la ciencia está confirmando lo que muchos ya sabíamos desde
hace años: que existe una conexión cuerpo-mente. Esta comunicación entre la mente
y el cuerpo jamás cesa, no duerme. La mente está continuamente transmitiendo los
pensamientos a las células del cuerpo.
Así pues, a cada momento, estamos eligiendo, Consciente o inconscientemente,
pensamientos sanos o pensamientos dañinos. Estos pensamientos afectan al cuerpo.
Un solo pensamiento no ejerce sobre nosotros gran influencia. Pero todos tenemos
más de sesenta mil pensamientos al día y el efecto de esos pensamientos es
acumulativo. Los pensamientos tóxicos envenenan el cuerpo. En la actualidad la
ciencia está confirmando que no debemos entregarnos a pensamientos negativos, ya
que eso nos enferma y nos mata.
Durante mucho tiempo no entendí la expresión: «Todos somos uno; todos somos
creados iguales». Para mí eso no tenía ningún sentido. Yo veía que había ricos y
pobres, gente guapa y gente fea, personas inteligentes y personas tontas, diferentes
colores, diferentes razas, muchísimas religiones y formas de considerar la vida; veía
muchísimas diferencias. ¿Cómo entonces se podía decir que todos somos creados
iguales?


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