domingo, 29 de marzo de 2015

Pido permiso para nacer. Pablo Neruda

Hoy volveré a nacer: pido permiso. 
Permiso útero, permiso cordón prieto. 
Permiso agua, placenta, oscuridades. 


No podrá retenerme la tibieza 
plácida y calma del vientre cobijante. 
No podrán disuadirme las presiones 
de este túnel de carne que hoy me puja. 



Con decisión inequívoca y sagrada 
determino nacer: me doy permiso. 
Y aquí estoy, desnudo de corazas, 
dispuesto a recibir besos y abrazos 
(no la palmada que provoque el grito: 
ya no permitiré que me golpeen.) 



Parteros de quien vengo renaciendo, 
miren quién soy: soy digno. Los recibo. 
Miren quién soy: adultamente niño. 
Miren quién soy: vengo a ofrecer mi entrega. 
Miren quién soy: apenas si respiro, 
pero, de pie, me yergo y me estremezco, 
dándome a luz en mi realumbramiento. 



Tengo coraje para empezar de nuevo: 
fortalecido en mis fragilidades 
lloro de dicha, de dolor… Lloro de parto. 
Lloro disculpas a quienes no me amaron, 
por el maltrato, el frío, el abandono: 
lloro la herida de todo lo llorable. 
Y lloro de ternura y de alegría 
por tanto recibido y encontrado: 
lloro las gracias por el amor nutricio, 
por la bondad de los que me ampararon. 



Lloro de luz, y lloro de belleza 
por poder llorar: lloro gozoso. 
Bienvenida es vuestra bienvenida. 



Sin más queja, dolido y reparado 
por la caricia de este útero abrazante, 
aquí estoy: recíbanme. Soy digno. 
Me perdono y perdono a quien me hiriera. 
Vengo a darles y a darme íntimamente 
una nueva ocasión de parimiento 
a la vida que siempre mereciera. 
Me la ofrezco y la tomo. Me redimo. 
Con permiso o sin él, YO me lo otorgo: 
me doy permiso para sentirme digno, 
sin más autoridad que mi Conciencia. 
Bendito sea este Renacimiento. 

Pablo Neruda

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