Es una situación típica que a la llegada
de la adolescencia comiencen los conflictos sobre la carrera a seguir, luego se
presenta la universidad y más tarde el trabajo que más nos convenga… todas
elecciones que en su momento se consideran cruciales para definir el futuro.
Cada una de esas decisiones conllevan a
ciertos debates familiares, se han realizado “encuestas” con los amigos y
conocidos, e incluso se realizan test vocacionales para avalar la medida
apropiada… que se toma libremente.
Científicamente nuestro inconsciente es
quien tiene la posta, el 88 % de nuestro albedrío le corresponde a él, y solo
el pobre 12% se toma consciente mente.
En el inconsciente predomina la genética, legados familiares, religión,
relaciones sociales, etc.
Muchas veces es nuestra intención
liberarnos de ataduras que nuestros ancestros han logrado muy hábilmente
anudar… son entuertos de tantos años que resulta muy difícil encontrar la punta
del ovillo, ¡y resulta ser que las miles de técnicas de sanación alternativa
actuales no nos alcanzan!
Socialmente hemos vivido una gran
represión en la época de la Dictadura Militar, cosa que fortaleció la
dependencia de opinión de un gran tramo generacional.
La severidad de la crianza de
descendencias de inmigrantes se vio reflejada en ese período, haciendo que
muchos argentinos decidan emigrar antes de ceder a la severidad del gobernante de turno, se sentían perdidos
lejos de su tierra, la añoranza de su familia, costumbres y paisajes conocidos
hicieron estragos en sus cabezas, sintiendo una pérdida de identidad que
tardaron muchos años en revertir… pero fue su decisión, lo que consideraban
libertad, en algún punto… no fue tal.
En muchos países que vivieron
situaciones similares, los gobiernos
democráticos que sucedieron a los regímenes absolutistas destrabaron toda censura, y de
un día para otro nos encontramos viendo en el cine cosas que nunca habíamos
visto, y leyendo libros que durante décadas han estado prohibidos, creímos que
eso era la libertad…
Nadie puede decir en realidad que es la
libertad… porque es un estado interno, es lo que para algunos es indispensable
para sentirse plenos, para poder expresar sentimientos, mostrarse tal cual es,
sin máscaras.
En lo personal… viví y vivo muchas de
estas situaciones que he comentado.
Tuve una crianza muy rígida, era muy
joven cuando la dictadura se instaló en América Latina, en lugar de estudiar,
yo trabajaba en lo que podía, y hice lo que se esperaba de mi… con toda libertad.
Formé mi familia y seguí trabajando para
que mis hijos crecieran con lo mínimo indispensable, al menos desde el lado
económico, porque amor había, ¡y mucho!
Viéndolo en perspectiva, sé que era lo
que se esperaba, pero yo estaba bien haciéndolo, mis elecciones estaban
condicionadas por mi educación, y estaba cómoda haciendo lo que hice, no podría
ser de otro modo, hasta que me sentí incomoda, y quise que mi presente sea
otro.
Estudié, elegí otro trabajo y ¡rompí con todos los esquemas familiares! ¡Esa era yo! Corté con muchas creencias
y logré cosas que nunca hubiese pensado siquiera que era capaz.
Cuando realicé el taller de PNL este
año, mi maestro me preguntó que había sentido al lograr mi certificado en Bio
Descodificación, yo contesté que de maravillas!!! Porque desde chica siempre me
dijeron que yo no era buena para estudiar, que no tenía memoria, que fulano era
mejor que yo, y bla, bla, bla… y cuando, a los 40 años comencé la secundaria,
fui abanderada, luego hice una Tecnicatura, y tuve uno de los mejores
promedios, hice otras cosas entre medio y luego… ¡este certificado que me
transforma en algo impensado para mí!
Más allá de lo que como mujer haya
hecho, intelectualmente y espiritualmente a esta altura de mi vida me siento:
¡LIBRE!
La libertad para mí, (me refiero en lo
personal) es elegir cada día que quiero hacer, está muy sobrevalorada la frase
de vivir el hoy, pero yo lo intento, no con la obsesión de sentir todo lo que
hago para trascender, sino de edificar mi futuro a mi manera, seleccionar lo
que hago, no tomar lo que me venden por ser parte de un grupo, o estar a la
altura “de”.
Sé que tengo una meta y evalúo si esa
oportunidad me beneficia para acercarme, de la manera más plena posible, en
armonía con el Universo.
Nancy
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