1) Quien perdona crece espiritualmente, crece en su relación con el otro, sabe amar.
El gran Abraham Lincoln entendió este principio mejor que la mayoría de personas. Tenía la respuesta a muchos problemas. Su Secretario de Guerra, Edwin Stanton, era uno de estos problemas. Este escribió una fuerte reprensión a un general que lo había injuriado y acusado de favoritismo. Leyó la carta a Lincoln, el cual después de escucharla exclamó:
” ¡Magnífico, Stanton; le ha dicho usted lo que se merece; está perfecta!”
Al doblar Stanton la carta para ponerla dentro del sobre, Lincoln le preguntó rápidamente:
– Pero, ¿y qué va hacer con la carta ahora?
– Enviársela.
– No, no, con eso lo echaría a perder todo – contestó Lincoln. – Archívela; así la carta conserva su filo y no hiere al otro.
” ¡Magnífico, Stanton; le ha dicho usted lo que se merece; está perfecta!”
Al doblar Stanton la carta para ponerla dentro del sobre, Lincoln le preguntó rápidamente:
– Pero, ¿y qué va hacer con la carta ahora?
– Enviársela.
– No, no, con eso lo echaría a perder todo – contestó Lincoln. – Archívela; así la carta conserva su filo y no hiere al otro.
2) Cuando se perdona el “Si Mismo” se fortalece, y el sentido del “si mismo” toma nuevos caminos.
3) Es quitarnos las máscaras de nuestras proyecciones (ver al otro como culpable o responsable).
4) El perdonar CURA, sana, libera, da un equilibrio orgánico y espiritual.
5) El perdonar evita enfermedades como el cáncer, la depresión, migraña, insomnio, ansiedad, angustia, dolores emocionales y la vergüenza.
6) Hace que seamos personas equilibradas en busca de otras necesidades básicas (desplazadas) invitadas por la exigencia e introyectos.
7) Nos ayuda asumir una actitud confrontativa en búsqueda de nuestra necesidad de conservación e integridad del Yo donde el “Si mismo” se encuentra oprimido.
8) Nos ayuda Re-descubrirnos.
9) Vive el presente y se libera de las ataduras del pasado doloroso.
10) El otro percibe el amor que le brindo y esto revierte sobre mí en una
predisposición favorable de su persona hacia la mía, es decir, en un acercamiento amistoso.
3) Es quitarnos las máscaras de nuestras proyecciones (ver al otro como culpable o responsable).
4) El perdonar CURA, sana, libera, da un equilibrio orgánico y espiritual.
5) El perdonar evita enfermedades como el cáncer, la depresión, migraña, insomnio, ansiedad, angustia, dolores emocionales y la vergüenza.
6) Hace que seamos personas equilibradas en busca de otras necesidades básicas (desplazadas) invitadas por la exigencia e introyectos.
7) Nos ayuda asumir una actitud confrontativa en búsqueda de nuestra necesidad de conservación e integridad del Yo donde el “Si mismo” se encuentra oprimido.
8) Nos ayuda Re-descubrirnos.
9) Vive el presente y se libera de las ataduras del pasado doloroso.
10) El otro percibe el amor que le brindo y esto revierte sobre mí en una
predisposición favorable de su persona hacia la mía, es decir, en un acercamiento amistoso.
Extracto del libro de Terapia de Perdón de Graciela Carranza.
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