Aunque desde hace miles de años nos hemos sentido cómodas nombrando a nuestras experiencias dolorosas como errores, es prudente saber que no hay decisiones equivocadas, siempre y cuando así lo consideres; sea cual sea el camino que elijas, se abrirá ante tus ojos un mar infinito de posibilidades que justifican y apoyan la ruta elegida en la misma medida en la que aceptas tus vivencias. Tus errores pueden convertirse en una gran experiencia o en un castigo
injusto y de eso que decidas dependerá tu existencia, así como la de todos los que conformamos tu mundo; eres tú quien decide el significado y la esencia de las palabras. Has sido condicionada para considerar al error como un castigo o como la parte desagradable de la vida, sin que pudieras
detenerte a tener en cuenta que sin las llamadas fallas o errores no podría haber corrección, ni perfección. El error está contenido en la corrección y por lo tanto error y perfección están íntimamente unidos por siempre. Esto exonera al error, de toda culpa y de toda acusación. Ser
imperfecto, errar, equivocarse, desviar el camino, son palabras sinónimas de perfección. Puedo afirmar que el núcleo del error es la perfección.
Para que te sientas segura en cualquier camino que elijas, observa al planeta que habitas como un espacio amigable, como si existiera dentro de ti y no afuera, con el fin de que puedas sincronizar su ritmo con el tuyo; tal como si fueras tú el espacio mismo donde se apoya la experiencia humana, después asimila todas tus situaciones dolorosas como el resultado de tu percepción, o sea que dejarás de verlas como algo real y monstruoso para abrirte a la posibilidad de asumirlas como una película importante en todos tus procesos. Tus sentidos te permiten experimentar el dolor para conocerte y esto no significa que el dolor tenga que ser la única manera de aprender a vivir aunque es la que mejor conoces. Si aceptas que el dolor permanezca como si fuera tu maestro, si descubres su mensaje, su significado entonces dejarás de considerarlo tu enemigo, dejarás de recordarlo a cada momento y le habrás quitado el poder invisible que tenía sobre ti, así notarás que ya no tienes un problema sino un motivo de gratitud. Esto es transmutar. Por ejemplo, si no logras encontrar dinero suficiente para vivir, entonces tienes una situación que aceptar y para sentirte en paz es preciso que renuncies, que abandones el control y aceptes que estás en manos de un Ser Superior que va a cuidar de ti mientras aprendes, porque finalmente es tu Ser Superior quien puede corregir un error que sólo existe en tu mente, un error que puede llamarse ilusión. Es posible que ahora te digas: “Bueno, esto de la ilusión suena bien pero la realidad de mi vida es que el lunes tengo que pagar las facturas que por puro miedo no he querido sacar de mi buzón de correos. ¿Cómo puedo creer que esto es ilusorio cuando en cualquier momento podría perderlo todo?”
Cualquier problema es una ilusión porque lo que te está afectando es un sentimiento de temor y no las facturas como tal; o sea que el problema se resume a una emoción que viajó desde el pasado a tu presente con el único fin de que puedas sanarla. Prácticamente reproduces constantemente un
recuerdo como un mecanismo de defensa, pero esto no significa que exista un problema afuera de ti. Solamente hay una idea errada que se manifiesta en forma de deuda y que se hace más real por medio del temor que es la emoción que te hace sentir totalmente indefensa. Los representantes de los problemas son los sentimientos negativos o de baja frecuencia que son provocados por los pensamientos cotidianos y lo mejor de ello es que se pueden corregir desde una mente conectada, por eso es que todo problema es una ilusión, porque se desvanece penetrando en los terrenos del momento presente como algo inexistente y frágil ante la decisión de cambio de un ser humano.
Si deseas puedes hacer un pequeño experimento: En el momento en el cual veas que llegaron tus facturas y que no tienes un solo peso para pagar, piensa en la palabra “Gracias”, pronúnciala sin vacilar, siente que puedes agradecer el hecho de no tener nada porque todo podría ser
peor, aunque te sorprenda considerar esta posibilidad.
Adopta la palabra “Gracias” porque tú no sabes qué tantas cosas positivas puedes obtener por experimentar carencia, impotencia o soledad; sabes tan poco de lo que significa el dolor, de la enseñanza que deja, del vacío que llena; es por eso que lo mejor es agradecer lo que se percibe y así mismo lo que no se percibe. Esta nueva actitud te permitirá salir de la ilusión que has creado a nivel subconsciente y traerá muchos regalos a tu vida. No te quiero decir que se abrirá la Tierra y que brotarán ríos de dinero para ti, lo que sentirás es que eso que está sucediendo en tu vida es justamente lo que estás necesitando y dejarás de oponerte a tu experiencia de vida. Eso es paz.
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