La oración de perdón se tiene que hacer con
todas las personas por las cuales
tenemos resentimientos, estamos enojados o
simplemente no nos caen bien, sobre todo
con quien más tenemos conflicto. Se hará
con una sola persona a la vez. Sin embargo, es
imprescindible estar dispuesto a perdonar
totalmente a todos.
Perdonar es ver más allá de los errores, es
decir, no verlos, y en su lugar ver la Luz
de Cristo. Esta Luz es pura e inocente.
Perdonar verdaderamente es liberarse por completo
de resentimientos, y en su lugar sentir el
Amor de Dios por los demás y unirse a ellos en
dicho Amor. Esta unión no es a nivel de
cuerpos, sino a nivel espiritual; por lo tanto, el
perdón no tiene que ver necesariamente con
la cercanía física o el tiempo. El perdón
trasciende espacio y tiempo. Es muy
importante reconocer que el perdón lo lleva a cabo
un Poder Superior llamado Espíritu Santo o
Maestro Interno que está dentro de nosotros y
que proviene directamente de Dios y es Uno
con Él.
El perdón verdadero no ve culpabilidad, en
su lugar ve la inocencia del espíritu.
Esta inocencia no se ve con los ojos
físicos, sino a través de la visión espiritual que es
Luz. Este proceso de perdón se lleva a cabo
dentro de la oración, en ella se lleva a cabo
toda transformación.
Todo el dolor y sufrimiento que vivimos en
este mundo es ocasionado por nuestra
sensación de estar separados de Dios, por
culpa, miedo, resentimientos y pensamientos de
ataque. El perdón verdadero elimina estos
factores de nuestra mente, los cuales son falsos,
y en su lugar sólo queda la Verdad que
siempre había estado ahí, la cual es Unión, Amor,
Inocencia, Luz y Paz. Este proceso tiene el
poder de curar cualquier enfermedad y de
resolver cualquier problema. Toda curación
es resultado de un perdón verdadero, por lo
tanto, toda curación proviene de Dios o
Poder Superior.
El objetivo de la oración de perdón es
unirte a tu prójimo a nivel espiritual, es
decir, en la Mente de Cristo y en el Amor
de Dios.
Padre bueno y misericordioso digno de
alabanza y adoración; hoy te doy gracias
por tu amor tierno y compasivo porque
perdonas mis faltas y las apartas de tu vista
sin que ellas disminuyan tu amor por mí.
Hoy quiero suplicarte una gracia especial,
concédele a mi corazón el poder comprender
la debilidad de mis hermanos, el entender
que aquellos que me han herido tal vez
también estaban heridos que no podían
dar lo que no tenían, por inmadurez o
ignorancia.
Dame, mi Dios, un corazón tolerante,
comprensivo y misericordioso como el tuyo.
Señor, dame la gracia de amar con tu
corazón.
Amén
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