viernes, 15 de agosto de 2014

Todas tenemos amor en nuestro interior, Louise L. Hay

Es una pena que haya tantas mujeres que todavía continúen llorando y lamentándose

por no tener un hombre a su lado. No tenemos por qué sentirnos incompletas por el
mero hecho de no estar casada o no tener novio o compañero. Cuando «buscamos
amor», lo que estamos diciendo es que no lo tenemos. Pero todas contamos con
nuestro amor interior. Nadie nos podrá dar jamás el amor que nosotras mismas
podemos darnos. Una vez que nos damos amor, nadie puede quitárnoslo. Es necesario
que dejemos de «buscar amor en los lugares equivocados». La adicción a buscar
pareja es tan dañina como permanecer en una relación adictiva o disfuncional. Si
somos adictas a encontrar pareja, esa adicción sólo refleja nuestros sentimientos de
carencia. Eso es tan dañino como cualquier otra adicción. Es otra manera de
preguntarnos: «Qué tengo de malo?».
En torno a la «adicción a encontrar pareja» hay mucho miedo y muchos sentimientos
de «no valer lo suficiente». Nos urgimos tanto a encontrar pareja que demasiadas
mujeres caen en relaciones insatisfactorias, que incluso pueden llegar a ser abusivas.
No tenemos por qué hacernos eso. No es un acto de amor por una misma. No
tenemos por qué infligimos dolor y sufrimiento ni tampoco sentirnos terriblemente
solas y desgraciadas. Todo eso son elecciones que podemos cambiar por otras
«nuevas» que nos apoyen y satisfagan. De acuerdo, hemos sido programadas para
aceptar opciones limitadas. Pero eso era antes. No debemos olvidar que este es un
nuevo día, y que el poder está siempre en el momento presente. Lo que elegimos
creer y aceptar hoy cimentará nuestro futuro. Podemos cambiar nuestros
pensamientos y creencias. Podemos empezar ahora mismo, en este momento, a
crearnos nuevos horizontes. Empecemos a considerar un regalo nuestro tiempo a
solas.
A veces es más conveniente estar sola. Cada vez son más las mujeres que cuando han
acabado su relación matrimonial (ya sea por divorcio o por la muerte del cónyuge), y
pueden seguir manteniéndose, eligen no volverse a casar; el matrimonio es una
costumbre que beneficia principalmente a los hombres. Para ellas casarse es entrar en
servidumbre y perder la independencia. A las mujeres se nos ha enseñado a negarnos
en aras del matrimonio, mientras los hombres creen que éste existe para apoyarlos.
En lugar de perder su independencia, muchas mujeres eligen ahora continuar solteras.
Ya no les atrae la idea de obedecer a un hombre.
Hay un viejo proverbio que dice: «Las mujeres Sostienen la mitad del cielo». Ya es
hora de que lo hagamos realidad. Pero no lo aprenderemos gimiendo, enfadándonos,
haciéndonos las víctimas ni cediendo nuestro poder a los hombres o al sistema. Los
hombres de nuestras vidas son un claro reflejo de lo que creemos de nosotras
mismas. Así, con frecuencia buscamos que otros nos hagan sentir amadas y
conectadas, cuando lo único que pueden hacer es reflejar nuestra relación con
nosotras mismas. Pero lo que necesitamos de verdad es mejorar la relación que
tenemos con nosotras mismas para poder avanzar. Deseo concentrar la mayor parte
de mi trabajo en ayudar a las mujeres a «aceptar y utilizar» su poder de las maneras
más positivas.
Todas necesitamos tener muy claro que el amor de nuestra vida comienza por
nosotras mismas. Solemos buscar al «hombre ideal» que nos solucione todos los
problemas, bajo la figura del padre, novio o marido. Pero ha llegado el día en que
cada una será su propia «pareja ideal». Si en estos momentos no tengo a mi lado al
hombre de mi vida, siempre puedo ser yo misma mi pareja ideal. Puedo tomar las
riendas y crearme el tipo de vida que deseo llevar.
Así pues, si ahora mismo no mantienes una relación con nadie, no pienses ni mucho
menos que estás condenada a quedarte sola. Considéralo una oportunidad para crearte
un vida que ni soñabas fuera posible. Cuando yo era una niña, y más adelante una
adolescente, jamás me podría haber imaginado la vida que llevo ahora. Ámate y deja
que la Vida te lleve adonde estás destinada a ir. Todas las barreras están levantadas.
Podemos volar tan alto como queramos.

Louise L. Hay

No hay comentarios:

Publicar un comentario