Es mucho lo que se dice y hace hoy en día bajo el nombre del Feng Shui. Nuestra cultura occidental se encuentra en pleno proceso de adopción de ésta práctica que tienen sus orígenes en la antigua China. En los manuscritos antiguos de las Metafísicas chinas, el Feng Shui está clasificado dentro de la categoría de estudio de fisonomía ambiental. Por la Lic. Florencia Rego
De éste modo, correspondería a la observación de las formas a través de fórmulas y cálculos para evaluar el potencial y posible devenir de una persona que habita determinado espacio.
Pero, como toda importación de Oriente a Occidente, esta disciplina a veces sufre simplismos, misticismos y tergiversaciones por precisar nuestra cultura occidental todo tan rápido, tangible y prontamente consumible.
Como consecuencia de esto, ¿qué es el Feng Shui? ¿para qué sirve? y ¿de qué modo podemos aplicarlo?, son preguntas que suelen encontrar confusas respuestas cuando uno intenta adentrarse en ésta práctica y aprender sobre la misma.
Vamos entonces a elucidar un poco la cuestión, para poder brindarle a ésta disciplina el respeto y la profundidad que merece.
La palabra Feng Shui corresponde a los ideogramas chinos Viento y Agua.
FENG = Viento (“Fang”) – SHUI = Agua (“Shuei”)
Su significado hace referencia al movimiento fluido del
Chi = Energía en idioma Mandarín, el cual está presente y baña todo lo que existe en el Universo.
A su vez, es desde ésta energía que se nutren y orientan los actos y las actitudes de las personas.
Uno y el entorno son dos fuerzas de la naturaleza.
La energía presente en el Ser y la del entorno se conjugan para dar como resultante el éxito o el fracaso en los distintos sucesos de la vida.
El Feng Shui, como ciencia y arte holística está pensado para armonizar los reinos interior y exterior.
El “Viento”, sería el que lleva el “Chi”, o Energía Vital.
Y representa los deseos, metas, aptitudes, actitudes y sentimientos.
El “Agua”, por su parte, sería la que contiene a esa Energía Vital, la fuerza visible. Y la misma equivale al ambiente, el hogar en el cual uno vive, el lugar donde uno trabaja o cualquier espacio equivalente.
Ambos elementos –Viento y Agua- están en constante interacción y se influyen mutuamente.
En este sentido, el “viento” de las intenciones de los habitantes tiene un propósito cuando está dirigido hacia el “agua” de su hogar.
El Feng Shui es por consiguiente, el arte de “evaluar” mediante la observación y el análisis el ambiente que rodea a una persona y contribuir en mejorar su calidad de vida. Es una ciencia metafísica, a través de la cual reconocemos y ejercemos acción sobre el Chi (Energía) de nuestro ambiente, para favorecernos en los diferentes esfuerzos que realizamos en nuestro paso por el planeta.
Lo que se hace mediante las evaluaciones y acciones resultantes a partir de un estudio de Feng Shui en un ambiente dado, es procurar retener la energía (Chi) en el ambiente, armonizarla y atraerla hacia el lugar. A su vez, la labor del Feng Shui se concentra en direccionar esa energía, en pos de las metas específicas de las vidas de los habitantes de ese espacio.
Para que el Feng Shui sea verdaderamente efectivo, debe tenerse una “meta” en mente al racticarlo; ya que el mismo no es otra cosa sino retener el Chi en un ambiente para ayudar a que las personas alcancen sus objetivos.
De éste modo, al analizar un espacio determinado desde el Feng Shui, debe evaluarse primeramente
cómo se sienten quienes lo utilizan y cómo precisa ser ese espacio según lo que esas personas desean sentir.
Por lo tanto es un estudio que responde siempre al uso específico y subjetivo de los que utilizan el espacio a analizar.
El Feng Shui por sí solo no es una cura milagrosa, solo es una parte del factor Cósmico que influye en nuestras vidas, el resto está vinculado al Destino y el factor humano.
El Feng Shui procura armonizar y alinear el objetivo (Dao) de los habitantes de un espacio, con el amino, destino o río de la vida de los mismos.
Asimismo, podría decirse que el Feng Shui es potenciar tu mundo exterior, para potenciar y organizar tu mundo interior. “Así como es adentro, es afuera.” Por ende, el Feng Shui es mucho más que una tendencia decorativa como se lo toma mundanamente, es una ALQUIMIA ESPACIAL.
Transforma el ambiente para que sea una matriz donde sus habitantes transformen su vida de acuerdo a sus deseos.
El núcleo del Feng Shui es la utilización de las cualidades complementarias de Yin (Femenino) y Yang
(Masculino) y de los elementos (Fuego, Agua, Metal, Madera, Árbol y Tierra).
Cabe señalar que cada uno de estos aspectos, hacen referencia a un tipo de frecuencia vibratoria
energética, con cierta dinámica y características que resultan equivalentes o comparables a las características de cada elemento y aspecto Yin o Yang.
A su vez, las bases del Feng Shui se encuentran en la antigua doctrina china del TAO
En Feng Shui se considera que cada parte compromete al todo. De allí que, la desarmonía de un espacio,objeto, ambiente, elemento o habitante, comprometerá la armonía de todo ese conjunto.
Por tal motivo, no sirve armonizar solo una habitación dentro de una vivienda, o tomar una vivienda como aislada de sus vecinos, del mismo modo que no sirve armonizar el espacio si sus habitantes no están en armonía. No sirve armonizar el afuera sin armonizar paralelamente el adentro y ambos entre sí.
El ideal de la doctrina Taoista y del Feng Shui, supone la armonización y el fluir con las corrientes de la naturaleza, ya que existe una conexión invisible y sutil entre la naturaleza y el hombre (dado que éste es parte de la naturaleza). A su vez, existe una conexión entre lo interno y lo externo. El principio del Tao nos dice que el desorden externo es reflejo de una desarmonía interna.
Por tal motivo, la tarea inicial para todo trabajo de Feng Shui, debe ser observar lo interno, nuestros malestares, nuestras satisfacciones, nuestros deseos.
¿Qué me perturba? ¿Qué me hace sentir bien? ¿Qué anhelo? Y desde esas respuestas, observar nuestro entorno, sus áreas de armonía, de utilidad, de belleza, así como también las de conflicto y desarmonía.
¿Qué lugares son agradables para estar en mi morada? ¿Qué espacios son bellos? ¿Qué zonas me dan una fea sensación o tienen mal aspecto despertando en mí sensaciones desagradables? ¿Le doy utilidad a todo lo que poseo o acumulo objetos en exceso? ¿Utilizo todos los espacios de mi hogar/oficina/etc.? ¿Tengo objetos rotos que no reparo y por ende presentan vibraciones no armoniosas para el resto del entorno?
Así como la salud o enfermedad de nuestro cuerpo, que es el hábitat de nuestra alma y nuestro Yo, refleja si estamos en armonía con nuestra existencia o precisamos revisar nuestro interior; nuestro entorno físico, brinda un segundo espejo de nuestros desajustes internos.
Luego de un trabajo preliminar de observación y depuración del entorno físico a partir de reflexionar lo que éste nos muestra de nosotros mismos, podemos consultar un profesional experto en Feng Shui para profundizar con cálculos y estudios más específicos del espacio en pos de nuestras metas.
Teniendo en todo momento presente que cambiando sólo el afuera, lo físico, no vendrá por arte de magia un estado de felicidad; prosperidad y bienestar. Sinó que, por el contrario, primero deberemos ordenar nuestra propia alma; abrir nuestra mente y nuestro corazón. Desde allí, sí podemos iniciar un trabajo en el entorno físico, considerándolo un espejo de nuestro estado interno primeramente; y luego un recipiente que armonice, potencie y plenifique nuestro paso fugaz por éste plano, conteniendo a ese otro recipiente que es nuestro cuerpo.
Lic. Florencia Rego
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