viernes, 26 de septiembre de 2014

Pedir ayuda no nos hace débiles.

La mayoría de seres humanos se han acostumbrado a luchar entre sí pero no encuentran el punto de equilibrio donde cada uno crezca y aporte al otro lo mejor que tenga, sin perder nada de sí mismos, solo aportando, ayudando.
Continuamente se pasan batallando unos con otros y en especial con las personas con las que conviven, y eso es digno de compasión porque al lastimar al otro, se lastiman ellos mismos.
Muchos de vosotros estáis siempre intentando traducir lo que hace el otro mal en castigos y así, castigáis la ignorancia, la falta de cariño, la falta de tacto, las palabras malsonantes, la falta de conciencia, y lo castigáis con ignorancia, arrogancia, reproches, desconsuelo, falta de integridad, alejamiento, etc. de modo que al final os distanciáis y no arregláis vuestra parte en el asunto.
En vuestras relaciones, siempre que uno haga algo mal debéis participar en la corrección inmediatamente, pero desde adentro y no con palabras, ni con decisiones de cambios con respecto al otro, sino participando en dicho cambio.
Si uno olvida quién es, recordádselo con cariño, con dulzura, despertando a aquel que amáis haciéndole sentir de nuevo quién era y quien se olvidaba que era. Si alguien olvida lo que debe hacer, recordádselo haciendo vosotros lo que debéis hacer.
Así de fácil es el camino del cambio, desde adentro, no desde afuera con palabras, con hipocresías. Ciertamente, nunca son fáciles las relaciones porque siempre motivan una separación, y esa separación solo se supera completamente en una ascensión, pero podéis aprender poco a poco a convivir en el Amor, y no en la lucha, respetando siempre al otro y ayudándole a ser él mismo, aceptando, trabajando en la unión y no en la dualidad.
Angel Luis Fernández.

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