domingo, 17 de agosto de 2014

Toda enfermedad proviene de una falta de amor,del libro Amar sin condiciones, Louise L. Hay

Toda enfermedad proviene de una falta de amor
Afirmación: «Estamos dispuestos a abrir nuestro corazón». 
¿Por qué existe la enfermedad en el mundo? Yo creo que está aquí

para mostrarnos que estamos arruinando nuestra vida y nuestro planeta.
Nuestro cuerpo y el mundo físico tienen una gran necesidad de curación. Se
contamina el aire; se envenena a los peces con productos químicos;
muchas zonas se ven despojadas de su vegetación; aún creamos guerras y
nos torturamos mutuamente. Atiborramos a nuestro cuerpo de alimentos
sintéticos y lo maltratamos con cigarrillos, alcohol y otras drogas. Todos
estos males son como enfermedades, y por ello pienso que todo el planeta
padece una forma de enfermedad.
No hemos estado atentos a la multitud de señales que tanto el planeta
como nuestro cuerpo nos han estado enviando. Seguimos adelante sin
hacer caso, vertiendo más basura y drogas en nuestro cuerpo, empujándolo
a excesos que sobrepasan toda resistencia. Así, es natural que tratemos de
forma similar al planeta, maltratándolo hasta extremos increíbles. Los
miembros de Alcohólicos Anónimos saben que algunas personas necesitan
«tocar fondo» antes de ver la luz y hacer algunos cambios.
Enterémonos de una vez de que cuando creamos una enfermedad
grave ya hemos «tocado fondo», que no tenemos necesidad de generar
algo aún más terrible para escuchar y cambiar nuestras costumbres tan
destructivas y carentes de amor.
La catástrofe es el resultado de nuestra mala disposición a escuchar
las señales de aviso de nuestro cuerpo. Si no le hacemos caso, poco a poco
irá creando un desastre lo suficientemente grande para forzarnos a mirar lo
que estamos haciendo, individual y colectivamente. Cada experiencia que
pasamos nos sirve para aprender. Tenemos la oportunidad de curarnos a
nosotros mismos y curar al planeta. No la desaprovechemos. El tiempo es
ahora.
Para mí la enfermedad es una falta de amor. Nos muestra lo
increíblemente poco amorosos que podemos llegar a ser. Fíjate en la forma
en que tratamos a los enfermos de sida. Se los rechaza, se los abandona,
se los aísla, e incluso se les niega la atención sanitaria que tanto necesitan.
A mí me parece que siempre existe una opción entre el amor y el
miedo. Si elegimos el miedo y el alienante comportamiento que éste
conlleva, nos destruiremos. Lo que suceda depende de nosotros, el futuro
es nuestro. Si escogemos el amor y las oportunidades que nos ofrece,
llegaremos a sanar a todo el planeta.
¿Cuáles son tus opciones día a día? -Van a contribuir a destruir o a
sanar el planeta?
Estas opciones son las mismas que nos hacen amar o dañar a nuestro
cuerpo. Creo que, por muchas razones que a menudo difieren de uno a otro
individuo, muchas personas se han dedicado a maltratar su cuerpo. En
ciertos círculos se ha hecho habitual beber en exceso, tomar drogas de todo
tipo, alimentarse mal, complacerse en prácticas sexuales dolorosas y
abusivas, y en la crueldad mental.
Creo que una de las razones por las cuales tantos seres humanos
consumen alcohol y otras drogas es el miedo a estar solos. A muchas
personas les aterroriza la soledad, porque las enfrenta con sus propios
sentimientos. Hemos aprendido a acallar y encerrar nuestros sentimientos.
Nos drogamos con fármacos para librarnos de los dolores corporales, y
comemos basura y consumimos cigarrillos, alcohol y otras drogas para
librarnos de los sentimientos.
Cualquiera de estas prácticas, y no digamos si se dan combinadas,
debilita el sistema inmunitario. Es normal y natural que el cuerpo con un
sistema inmunitario debilitado esté abierto a las enfermedades. Y esto no
tiene nada que ver con la moralidad. De modo que disolvamos los juicios y
la culpa. Disolvamos las prácticas dañinas, sean cuales fueren. Cuidemos
con cariño nuestro cuerpo y nuestras emociones.
En su mayoría los enfermos almacenan una gran cantidad de
indignación y rabia inexpresadas hacia su familia y hacia la sociedad en su
conjunto. Puede que estos sentimientos vayan acompañados de una
sensación de desamparo y desesperanza. No creen que puedan hacer
ningún cambio positivo en su vida. Aún no conocen el enorme poder de su
mente.
Nuestra mente es un instrumento muy poderoso. Muchas veces se ha
dicho que sólo utilizamos un diez por ciento de nuestro cerebro. ¿Te has
preguntado alguna vez para qué está el noventa por ciento restante? Yo
creo que tenemos capacidades latentes que ni siquiera podemos imaginar
en estos momentos. Algunas personas son capaces de ver auras, otras son
clarividentes, clarioyentes o canalizadoras, o tienen otras capacidades
denominadas «psíquicas». También hemos oído hablar de los viajes
astrales. Si yo pudiera explotar los grandes recursos de mi propio cerebro,
creo que podría viajar de costa a costa sin utilizar el avión; podría
desmaterializarme en un lugar y volverme a materializar en otro, si pudiera
comprender totalmente mi propio potencial.
Creo que la telepatía y las demás capacidades psíquicas serán
accesibles a todos cuando tengamos los conocimientos que nos permitan
ponerlas en práctica. Pienso que hay capacidades que escapan con mucho
a la imaginación de todos nosotros, y que tendremos acceso a esas
capacidades cuando estemos preparados para ello.
Ahora tenemos vedado el acceso a ellas porque no estamos
preparados. Probablemente haríamos un mal uso de estas capacidades:
nos dañaríamos mutuamente y dañaríamos a la Tierra y al universo entero.
Observemos la forma en que nos tratamos. Tenemos que dejar atrás el
dolor y el sufrimiento. Tenemos que aprender realmente a amarnos a
nosotros mismos y amar a los demás de forma incondicional.
Louise L. Hay

No hay comentarios:

Publicar un comentario